Amanda movía los labios y de su corazón brotaba la música, era la cantante de ópera más apasionada que se hubiera visto. Hermosa e imponente atraía las miradas de su audiencia, mas nunca sus oídos. A veces una sombra de duda atravesaba sus pensamientos, para después ser apagada por las cálidas notas que recorrían su cuerpo.
Así, cada noche subía al escenario y seguía el ritmo de la orquesta silenciosamente. Amanda era muda, pero cantaba ópera como soprano.
2 comentarios:
¡Me siento profundamente importante! ¡La protagonista se llama como yo! :D Eso me hace feliz.
Me encanta, me fascina. Amo que tus finales sean siempre tan sorprendentes y que le den la vuelta a todo lo que uno creía.
Extrañaba mucho tus cuentos. Sabes que me encantan.
Si algún día sacas un libro, yo quiero uno autografiado :)
Miles de besos
Genial señorita Celeste.
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